
En 1957, el famoso teólogo alemán K. Rahner, publicó un artículo titulado "Theologische Antropologhie" en la que afirmaba la necesidad de elaborar el fundamento sistemático de todas las afirmaciones hechas por la revelación sobre el origen, realización histórica y destino último del ser humano. En efecto, dichas afirmaciones se encontraban ya dispersas en los distintos tratados que surgieron, sobretodo, en la época de la así llamada "Teología del Manual". Entre tales tratados debe recordarse, por ejemplo, algunos tales como: "De Deo Creante et elevante", en el que, a su vez, se incluían los tratados "De homine", "De angelis", "De peccato originali", y De homnis elevatione";por otro lado, estaba el "De gratia Dei", el cual incluía otros como el "De virtutibus" y, finalmente, el "De novissimis". Los grandes temas teológicos que abarcaban estos tratados, y que todavía hoy constituyen la materia propia de la nueva disciplina llamada "Antropología teológica", son los siguientes: creación, pecado, gracia, virtudes y consumación final. Estos temas se reparten técnicamente en dos grandes partes: la antropología teológica fundamental y la antropología teolíogica especial. A la A. Fundamental corrsponden los temas de creación en general y la creación del ser humano en particular, mientras que dentro de la A. especial se consideran los temas del pecado, la gracia, las virtudes y la consumación final, también conocida como "escatología" y fecuentemente abordada como una asignatura teológica independiente.
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